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Fotografía y escrito por: Alba Ferro.
_1985-2015, Parque de mi infancia_

(Dedicado a la vida y a mi yo que emerge del dolor)

El ¿cómo?

La imagen que veis es muy especial para mi, no por ser una de mis primeras fotografías de autor, sino por la historia que hay detrás y que os quiero contar.

Me encontraba en una clase práctica de fotografía, la profesora, mi muy querida @natalia_figueiras nos llevó a un parque de aquí de mi ciudad a realizar la actividad, el ejercicio era sencillo, fotografiar el lugar exprimiendo nuestra creatividad. Cual fue mi sorpresa, que el parque en el que me encontraba era al que de pequeña iba jugar; me sobrecogió la nostalgia, el recuerdo emotivo me paralizaba para llevar a cabo el ejercicio fotográfico, pues ese lugar no estaba como yo lo recordaba, columpios oxidados, algún que otro daño material y el color del tobogán que tanto me gustaba se había desgastado, me di cuenta que al igual que yo, ese parque había vivido.

Me puse a pasearlo en soledad y redescubrirlo, de pronto agaché la mirada y lo vi, un charco en el suelo, en realidad me llamó la atención el color de las hojas que había al rededor de este charco, su contraste perfecto sobre el barro del suelo y como estas hojas estaban colocadas, empecé a observar más detenidamente ese charco, tiré del hilo de la contemplación profunda de esa llamada de atención, y vi el reflejo de un árbol casi seco en el, seguí profundizando hasta descubrir que ese árbol seco, florecía a través del reflejo del charco, era como si mi bagaje hasta ese momento, y yo misma, me viera reflejada en ese simbolismo, como si la vida me hubiera regalado un mensaje, un momento intimo entre yo y ella (la vida).

Esta es la historia de cómo nació una de mis fotografías más especiales, por no decir la que más, una imagen que me recuerda que da igual el tiempo o el dolor en este, según la perspectiva todo puede ser hermoso.

Reflexión del más allá…

Reflexión del más allá…

…Te recuerdo, eres quien soy.
Naciste ahí, en un reflejo de lo que fui,
creciste de fuera hacia dentro,
algo hermoso y abstruso a su vez.

Sembrando primaveras en el aguacero,
y floreciendo en charcos del otoño.

Sabía que me hablarías años después,
porque siempre lo haces,
siempre estás ahí querida vida,
hablándome con tus misivas hermosas,
y escondiendo secretos en escenarios que solo se perciben, no se ven.

Eres esa reminiscencia que vegeta en mi subconsciente de manera eterna,
y por eso querida vida, te amo.

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